“En las manos del alfarero” (Parte 1)

La pertenencia del barro al alfarero

Cuando Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, lo hizo de barro, pero a mí me parece que este muñeco, tenía riñones, corazón, hígado, páncreas, estómago… tenía todos los órganos, que el creador, puso en él todas las piezas que este muñeco necesitaba, ahora bien, le faltaba el aliento que soplo sobre él para que tuviera vida. Solo cuando el creador sopló aliento de vida, en el momento que le transmitió espíritu esos órganos empezaron a funcionar, fíjese usted que la persona que muere, cuando exhala el espíritu, inmediatamente los órganos dejan de funcionar y comienza la descomposición de los mismos, porque la vida está en el espíritu. Traigo esto a colación para que entendamos el sentido de pertenencia, de dependencia de Dios, su soberanía sobre nuestra vida. ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel, Jeremías 18:6. Romanos 9:20-21 ¿Dirá el vaso al alfarero: por qué me has hecho tal, ¿o no tiene potestad el alfarero de hacer de la misma masa, un vaso para honra y otro para vergüenza?

Pasos para preparar una vasija

           1) Desde que el Alfarero piensa en hacer una vasija, ya tiene en mente el modelo que hará, cuando Dios te creo, te hizo una vasija única en su especie, por más gemelo que seas con tu hermano, no serán iguales, cada uno es una pieza especial para nuestro Dios. Él nos hizo a su imagen y semejanza, pero el pecado daño aquella creación. En el camino nos dañamos. Jeremías 18:4 dice “Y el vaso que él hacía de barro se quebró en la mano del alfarero, y tomo e hizo otro vaso, según le pareció mejor hacerlo.”

          2) Ahora viene el paso de limpiar el material que va a usar, porque este material trae dureza, asperezas, falta de perdón que hay que limar; corazones duros que el Señor tiene que tratar para volverlos corazones de carne en vez de corazones de piedra, para poder usarnos como vasijas. Ezequiel 36:26 dice “Os daré corazón nuevo y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y pondré un corazón de carne.” Luego el alfarero saca las raíces que trae el barro, así mismo el Señor tiene que sacar de nosotros las raíces de amargura, resentimientos, rencores. Hebreos 12:15 dice “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.”

           3) Este paso es el de meterle presión al barro que está siendo procesado para sacarle el aire. Ha escuchado usted la expresión: que aire es que tiene fulano……..pues el aire es el orgullo, que traemos cuando llegamos a los pies del Señor, orgullo por el dinero, por las profesiones, por herencias familiares, etc. y que el Alfarero tiene que sacar de nosotros. Daniel 5:20 refiriéndose a Nabucodonosor dice: “Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria.” Luego que el Alfarero le saca el aire al barro le da la forma que él quiere. Romanos 9:20-21 dirá la vasija al alfarero, por qué me has hecho tal,  no tiene potestad el Alfarero de hacer de la misma masa una vasija para honra y otra para deshonra.

        4) Este es el paso de meter la vasija en el horno, a un fuego muy alto y por un buen tiempo. Mientras más bonita es la vasija, más tiempo ha pasado en el horno. Y si este no está lo suficientemente caliente la vasija no sale con brillo.

Conclusión

Pero ese brillo no es tuyo, es la gloria del Señor reflejada en tu rostro, por eso no podemos enorgullecernos, debemos procurar ser vasijas de honra, para que los caminantes puedan beber de nosotros, que era el uso que se le daba a las vasijas de honra, se ponían a la puerta de la casa en el camino para que los caminantes encontraran agua fresca al pasar, la gloria siempre será de Jehová de los ejércitos. Bienaventurados aquellos que estén en las manos del Alfarero y se dejen trabajar para llegar vasijas de honra. Estar en las manos del Alfarero es dejarse guiar por sus Pastores y líderes, no creer que me tienen que poner donde yo quiera, es dejar que Dios trabaje nuestro carácter a través de las diferentes situaciones que se dan en el diario vivir con el esposo, los hijos, en el trabajo, la universidad, en fin, donde quiera que estemos.

Bendiciones

Pastora Juana Contreras.

Santo Domingo, República Dominicana.

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