“En las manos del alfarero” (Parte 2)

La señal del alfarero y el barro

Jeremías 18:1-5 (RVR1960) Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? Dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.

Haciendo un poquito de historia, la alfarería era uno de los oficios más demandados en el oriente, debido a que los utensilios de cobre eran muy costosos, los de cuero no se acomodaban a algunos usos domésticos, y las vasijas de barro se quiebran con facilidad y por ende hay que fabricarlas con mucha frecuencia. Tanto el profeta Isaías como el profeta Jeremías entre otros escritores hacen referencia a este oficio.

Cuando el Señor envía a Jeremías a la casa del alfarero, es en un tiempo donde el pueblo de Judá se había pervertido, imitando a los pueblos vecinos, adorando muchos dioses falsos, haciendo practicas aberrantes delante del Dios verdadero, como quemar sus hijos en el fuego para ofrecerlo a esos dioses. Estaba el corazón del pueblo tan depravado que ofrecían sacrificios a los baales y luego iban a adorar a Dios como que nada estaba pasando, tenían ídolos en el templo de Jerusalén, Jeremías 7:30, “porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola”.

¡Su entendimiento se había cegado y su corazón se había endurecido tanto! Que en Jeremías 17:5 el Señor dijo: “Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.”

Pero el Señor en su perenne misericordia, porque El no quiere que ninguno se pierda, sino, que todos vengan al arrepentimiento, le habla a Jeremías para que vaya a la casa del alfarero y allí hace una comparación entre el barro y el alfarero para demostrar su soberanía sobre la vida del ser humano y su interés de hacer de este, una vasija de honra.

Lo mejor que le puede acontecer al barro es caer en manos de un buen alfarero, es este quien le da valor a dicho material, no tiene el mismo precio una cantidad de barro suelto por ahí, que una vasija después de haber sido trabajada.

Quizás usted dirá, pero el barro no es caro, porqué cuesta tanto ese tarro hecho de este material, pues porque la dedicación, el esmero del alfarero, la profesionalidad le da un valor agregado a la pieza.  2 Corintios 4:7 pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Tú no eres cualquier cosa, eres una vasija de barro sí, pero con el valor agregado que te dio tu creador cuando puso en ti su Espíritu Santo.

Bendiciones

Pastora Juana Contreras.

Santo Domingo, República Dominicana.

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